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jueves, 28 de febrero de 2013

Acompañamos a Benedicto XVI

Tomamos el siguiente texto de la Agencia Informativa Católica Argentina (AICA):
 
El papa Benedicto XVI dejó este jueves sus aposentos en el Vaticano y tras una breve ceremonia a cargo de la Guardia Suiza, abordó hoy un helicóptero que lo condujo a la residencia pontificia de Castelgandolfo, donde residirá por dos meses hasta su retiro en un monasterio de clausura para dedicarse a la oración.
Los colaboradores más cercanos saludaron al Pontífice, entre ellos el chofer, que se mostró emocionado por este momento histórico en la Iglesia, antes de conducirlo en un vehículo al helipuerto vaticano.
Entonces, las campanas de Roma comenzaron a sonar y no volverán a hacerlo hasta que el cónclave de cardenales elija un nuevo Papa.
Antes de tomar ese vuelo, Benedicto XVI se despidió de sus seguidores en la red social Twitter. "Gracias por vuestro amor y cercanía. Que experimentéis siempre la alegría de tener a Cristo como el centro de vuestra vida”, escribió.
El helicóptero sobrevoló la catedral romana de San Juan de Letrán, el Coliseo, la Vía Apia, la casa de San Pablo en Roma, las catacumbas de San Calixto, entre otros lugares.
El vuelo habitual, hacia el sudeste de Roma, fue reprogramado y tomó rumbo norte con la intención de sobrevolar los lugares emblemáticos de la fe cristiana en la Ciudad Eterna.
Numerosos fieles se reunieron en Castelgandolfo para orar por el Papa, intercalando el rezo del Rosario.

Ultimas palabras
Al arribar al aeropuerto de la ciudad de Albano, tras 20 minutos de vuelo, y desde allí en otro vehículo, Benedicto XVI se dirigió hasta el palacio apostólico, donde saludó desde el balcón a la multitud -con carteles que expresaban su agradecimiento- reunida en la plaza local.
"Saben que este día es distinto a los otros, ya que al final de la jornada no seré más pontífice, sino seré un simple peregrino que inicia la última etapa de su peregrinaje en esta tierra. Con amor, oración y las fuerzas interiores que me queden, quiero seguir trabajando por el bien común de la Iglesia y de la humanidad", dijo.
Tras la bendición pontificia, las puertas se cerraron a sus espaldas.
A las 20, hora de Roma, se hará oficial su renuncia y la Iglesia entrará oficialmente en "sede vacante" y mañana el cardenal camarlengo, Tarcisio Bertone, convocará a las reuniones de las congregaciones de cardenales que deberán establecer la fecha del inicio del cónclave para elegir al sucesor.
 
En nuestra Escuela, organizamos momentos de Adoración a Jesús en la Eucaristía pidiendo por las intenciones de Benedicto XVI y por la Iglesia.
Nuestros niños y niñas junto a los docentes y religiosas, se acercaron al Señor para unirse a la oración de todos los católicos en este momento especial y para que el Espíritu Santo sea quien guíe la elección del nuevo Papa, sucesor de San Pedro.
 



En una carta, escrita en ocasion de la Navidad de 1922, Don Orione nos comparte su amor por el Papa y la Iglesia:
..."Mírame, Señor, a mí y a mis hermanos según la grandeza de tu bondad y la multitud de tus misericordias... Protege y conserva el ánimo de tu mínimo siervo en medio de tantos peligros de la vida caduca; y, con la ayuda de tu gracia, guíalo por el camino de la paz a la patria de la luz perpetua. Así sea" (Imitacion de Cristo 1. 3, 59).
 En este suspiro de toda alma y en la divina armonía de nuestras almas, que es la mutua y fraterna caridad, les ruego, hijos y hermanos míos, que me perdonen por amor a Dios mi gran ignorancia y negligencia y todas mis faltas contra ustedes y los malos ejemplos que les he dado, todo sufrimiento y toda amargura que pueda haberles causado, no sólo durante este año que está por terminar sino durante toda mi vida; les pido humildemente perdón como lo haría si estuviese cerca de la muerte.   Y ahora los abrazo espiritualmente "in osculo sancto" (con el beso santo) a todos y cada uno, y los animo a la práctica de la virtud, hijos míos, que son mi alma: Y los exhorto a tener siempre grandísima confianza en la Divina Providencia, y a amarse, hijos míos, a amarse unos a otros, y amar mucho a las Almas, las Almas!, buscando especialmente a los humildes y pequeños abandonados.
 Este es el deseo ardiente de mi alma; pero, primero, mi amor más dulce y mayor es el Papa, o sea Cristo: el Papa, para mí y para ustedes, es el mismo Jesucristo: "el dulce Cristo en la tierra", decía Catalina de Siena. Amar al Papa es amar a Jesucristo. De ahí que tenemos que considerar como una gracia muy particular el desgastar, consumar y dar la vida humildemente y fidelísimamente, a los pies de la Iglesia y por la Santa Iglesia, por los Obispos y por el Papa.

Y así, los Hijos de la Divina Providencia, con la ayuda de Dios, crean, esperen, luchen, sufran y amen: fieles a la acción interior y misteriosa del Espíritu y de aquella eterna Verdad que nos hace libres; guiados por el magisterio auténtico, viviente y único infalible de la Iglesia, una, santa, católica, apostólica y romana; en un espíritu de amor, de comunión suave, sagrada, fraterna!
Ceñidos los lomos" y teniendo en la mano las "lámparas encendidas": con la mirada y los corazones hacia arriba, a la Virgen celestial, caminen confiados por el camino recto del Señor: y crecerán en todo, hasta llegar a Aquél que es nuestra Cabeza, o sea, Jesucristo. - Por la Iglesia y por el Papa subamos hasta Cristo!



 

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