Tomado de un escrito del 31 de agosto de 1931. Don Orione, "pobre
peregrino", recurre con confianza a María.
Imagen de la Virgen que se encuentra en el Oratorio de las Hermanas del Instituto Don Orione. |
Soy un pobre peregrino
en busca de luz y de amor:
vengo al Santuario
trayendo el rosario en mis manos
quiero ser para siempre el escabel
de sus inmaculados pies;
a Ella acudo a pedir luz
y amor: ¡amor a Dios y a las almas!
Acudo a Ella para no perderme,
después de haber atravesado profundidades,precipicios y alturas,
barrancos y montañas,
huracanes y abismos,
tinieblas de espíritu
y sombras oscuras...
Acudo a Ella, y la paz de lo alto me cubre:
veo su manto desplegarse protectorsobre todas las tormentas,
y una serenidad indestructible
que trasciende las regiones de la luz humana
y supera todos nuestros fulgores
me envuelve y penetra.
El alma, inundada por la bondad del Señor
y de su gracia,inflamada por el fuego de la caridad,
arrebatada a las alturas
y rebosante de amor,
experimenta una alegría
que es gozo espiritual,
y se hace canto y embeleso,
sed ansiosa de infinito,
deseo de todo lo verdadero,
de todo lo bueno,
de todo lo bello:
atracción y ardor de Dios
siempre crecientes:
amando en el Uno a todos:
en el Centro a los rayos:
en el Sol de los soles toda luz.
¡Y en esta luz embriagadora
me despojo del hombre viejo, y amo:este amor me convierte en hombre nuevo
y amando canto, y canto!
Amo con amor inefable
y canto al mismo Amor Infinitoy a la Santísima Virgen del Divino Amor:
me lanzo hacia alturas inconmensurables
y con un grito repentino de victoria,
de gloria a Dios y a la Virgen Santa,
amo y canto.
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